Alguna vez he contado que fui seguidor de los diarios de Trapiello,
Salón de los Pasos Perdidos, durante un tiempo. Al principio con
fruición, porque narraba sus inicios como escritor. Conforme se iba
asentando los pensamientos se hacían más largos. Perdió su fluidez y
empezaron a acudir cada vez más sus soflamas políticas (conservadoras)
contra los que no eran de su cuerda. Como aquel episodio en el que
narraba cómo el PSOE le pagó un viaje a Cuba y mientras sus colegas
escritores (del PSOE) se iban de jineteras, él iba a la busca (y
expolio) de incunables (pagando cuatro chavos). También recuerdo un
episodio absolutamente vergonzante de crítica y, sobre todo, de chanza
de Federica Montseny. Dejé de leerle.
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